Autores, editoriales, ilustradores, librerías… muestran su gaznate
a campos inéditos, a imprevistos éxitos
de esperanzador cuño.
Cegados por El Jueves, la tiras y el ediorial de humor
gráfico, el pasado de los Mortadelos, la pujante viñeta infantil o la cercana Historia
“diseñada”; criados en el asombro de la Marvel y los DC, los nietos de Mora,
Ibáñez, Escobar, Giménez… parecen comenzar a atisbar un universo propio inesperado,
probablemente fruto de la puta crisis de torniquete que nos ahoga.
Resulta que los primos del fanzine, el anarquismo o la línea
clara, llámense Zapico de Joyce, Piñol,
Corominas,
Roca, el Torrezno Valenzuela, Larraz, la Valero y la Martín, o el caballero Briones…,
todo ese tropel de ingeniosos hidalgos apenas en calzones, Carrascos soñadores –no
es nuevo el fenómeno, pero sí parece nuevo…- barruntan el devenir de un grafismo
novelado camino de adentrarse en territorios aún vírgenes para la historieta
patria. Son los que pueden editar “dentro”.
Los guionistas, escritores y otras malas hierbas huérfanas
del audiovisual y relegados del abuso narrativo, sacan brillo hoy a la cera del
videojuego, las aplicaciones o de la novela gráfica. Otro panorama se aventura
ojalá no frustrado por las miserias de la industria: biografías, leyendas,
tipos sin heroicidad aparente, referencias a otros mundos creativos… “decoran”
la lujuria de los stands y vitrinas en un emerger de “arrugas”, series,
literatura de encuadres y composiciones de métricas de clip. Amarrados a sus
urbes como herrero escocés a su taller-museo: Por mostrar, investigar,
reinventar, lo cercano.
El panorama se muestra prometedor, luce en ya por miles de antros, Salones, Expos…, y conviven con ese anime que embelesa a una chavalería travestida.
Lo están creando, el presagio es bueno, muy bueno; para
cuando la gente deje de tener que rebuscar en el fondo de los bolsillos rotos…
En una reciente entrevista al Ojo Crítico en RNE, el
allegado guionista Frank Palacios delataba algo que pareciera pretencioso: “Hemos
hecho en papel lo que no hubiéramos podido en cine” (en España; con permiso de Garci,
añadiría uno… ¡já!), para, a continuación, confesar que habían utilizado dos
tintas (esos azules del “Fantasmagoría-La dama y el diplomático”) porque
indudablemente resultaba más asequible para un editorial con tirada bisoña:
1.500 ejemplares-Esfinge Siglo XXI. El mismo Paco Roca, Goya él: “El cómic
tiene una libertad que no tienen otros medios”.
Pues bien, en estas, llegan los Gremios y publican la desoladora
realidad: El cómic crece en españa pero a costa de ser, siempre, la hermana
menor, moviendo unos “miserables” 85 millones de euros,
con más títulos, pero con menos tirada...
Y uno prefiere quedarse contra la quietud de los muertos,
que es la inquietud del letargo, con la herramienta misma, con el asalto a la
caverna del ingenio, con la rebelión ante la paupérrima y regresiva situación
del cosmos imaginativo. Y nadie les robe el bocadillo…